Cuando dormimos poco, las consecuencias fisiológicas nos pasarán factura. Seguro que lo que primero que sientes es un evidente cansancio pero, ¿qué pasa cuándo duermes poco? Te lo explico a continuación.
Hoy en día, las situaciones de estrés son muy comunes debido a nuestra forma de vida, nuestro trabajo, nuestro entorno socio cultural, etc., es por ello, por lo que someterse a un estrés continuado va a hacer que no puedas descansar lo suficiente, entre otras cosas.
Consecuencias fisiológicas ¿Qué pasa cuando duermes poco?
Algunas de las consecuencias son obvias, como el cansancio, seguro que te sentirás cansado/a, con pocos reflejos, llegando a sentir irritabilidad que dará lugar a un estrés constante y esto, producirá algo muy a tener en cuenta y muy importante, y es que dará lugar a un desequilibrio de nuestro entorno hormonal.
Debemos tener muy en cuenta que somos, por decirlo de alguna manera, «hormonas caminantes», y que tanto sensaciones como el hambre, las ganas de dormir o cualquier otra sensación fisiológica que ocurre en nuestro organismo, está dirigido por nuestras hormonas.
Con esto, lo que quiero transmitir es que, situaciones repetidas de estrés, te van a proporcionar un peor descanso, haciendo que duermas menos horas y con un descanso de menor calidad.
El desequilibrio hormonal se produce con situaciones de estrés repetidas, y por dormir pocas horas o menos de lo que necesitas.
Consecuencias del desequilibrio hormonal
Una de las hormonas más afectadas en estos casos, será la hormona denominada «leptina», que es la encargada de la regulación del apetito a través de señales que envía al cerebro.
Entonces, ¿qué pasa cuando duermes poco?, pues que se produce una resistencia a la leptina, eliminando la acción de la misma, por lo que nunca llegará esa señal de saciedad al cerebro, haciendo que comas sin parar y además, escojas alimentos ricos en azúcares y grasas.
¿Y esto por qué?, porque el cerebro, al no llegarle la señal de la leptina, cree que no se está almacenando energía suficiente en forma de grasa, entonces, se siente «hambriento» e intenta aumentarla comiendo alimentos hiperpalatables (que vienen siendo los alimentos ricos en azúcares y grasa)
Finalmente, el hecho de comer más y este tipo de alimentos, hace que nuestro organismo libere mucha más insulina, lo que conduce a mayor almacenamiento de grasa visceral, que no pierdas grasa, que tengas dificultad para el control de tu peso y que además, se acumule más grasa en la zona abdominal.
Conclusión
Lo primero que debes hacer es reducir los niveles de estrés, o bien a través del ejercicio físico u otras actividades que te resulten interesantes, aunque las más efectivas son el ejercicio de alta intensidad (HIIT, TABATA, entrenamiento funcional con intervalos, etc.) combinado con terapias de relajación, mindfullness, yoga, meditación, etc.
Y por supuesto, asegurarnos un descanso adecuado y de calidad, durmiendo entre 6 y 8 horas, para ello, puedes buscar algún tipo de ritual de relajación que puede ser: leer un libro, no mirar el móvil o tablet al menos 1 hora antes de acostarte, intentar no realizar tareas que puedan alterarte, darte un baño caliente, poner aromas relajantes en la habitación, etc.
Lo más importante de todo es llevar un estilo de vida saludable. Está claro que en muchas ocasiones tendremos situaciones de estrés y de pocas horas de sueño, pero debemos intentar compensarlo para que no sea algo repetitivo y así evitar posibles problemas de salud derivados o posible estancamiento en tu control de peso.