Ejercicio físico para la mejora intelectual
Con el sedentarismo como costumbre, hemos interrumpido un ciclo vital imprescindible para el organismo: el movimiento y todo lo que conlleva: función vascular y oxigenación…, el ejercicio físico para la mejora intelectual es un factor positivo indiscutible.
El sedentarismo es un caldo de cultivo para que se expresen todos los genes implicados en enfermedades crónicas y deprimir el sistema inmune.
Beneficios del ejercicio físico para la mejora intelectual
Sabemos que el ejercicio físico para la mejora intelectual es clave, al igual que el ejercicio mental, para mejorar la memoria y el aprendizaje según se desprende de modelos humanos y animales, y que además ejerce efectos neuroprotectores contra las enfermedades neurodegenerativas y el declive cognitivo y neuronal (Van Praag 2009).
Van Praag 1999 demostró que correr induce neurogénesis (nacimiento de nuevas neuronas), favorece el aprendizaje y estimula la plasticidad sináptica (nuevas comunicaciones entre neuronas), por lo tanto el ejercicio físico para la mejora intelectual es imprescindible.
Dunn et al. 2005 encontraron que la práctica de 30 minutos 3 veces a la semana mejoró en un 50% los síntomas de la depresión. Destaca que la intensidad del ejercicio es proporcional a los resultados.
Es interesante apuntar que los síntomas depresivos empiezan a mejorar en la primera semana para progresivamente continuar la mejoría en las semanas sucesivas. Singh 2001 y Doyne 1987, evaluaron el impacto de ejercicio una vez finalizado, por lo que realizaron un seguimiento a los 12 y 26 meses respectivamente.
La gente que abandonó el programa de ejercicios (de 8 y 10 semanas en total) seguían manteniendo las mejoras en los síntomas depresivos en gran medida después de un año, y los pacientes que continuaron haciendo deporte mantenían mejoras aún mayores.
El ejercicio con pesas también está demostrando beneficios para la salud en condiciones muy distintas, tales como depresión, trastornos de ansiedad (Herring 2011), fibromialgia, etc. Martins (2011) comparó el ejercicio aeróbico y el ejercicio con pesas, y encontró beneficios en el estado de ánimo y mejoras en la funcionalidad física en pacientes entre 65 y 95 años con ambos entrenamientos.