Ejercicio físico como medicamento
El ejercicio físico como medicamento es una alternativa muy saludable que nos permitirá reducir la dosis de fármacos o incluso eliminarla.
Hay pocos estudios que hayan comparado la eficacia de los medicamentos con la del ejercicio físico (al menos que hayan salido a la luz), en los que estudiarlo como medida eficaz para la prevención y tratamiento de enfermedades coronarias, posiblemente continúen sin profundizar en ello debido a que la industria farmacéutica no estaría del todo interesada.
Un estudio publicado en el British Medical Journal (ocubre, 2013), que comparó la eficacia de los fármacos más comunes (estaminas, betabloqueantes, diuréticos, anticoagulantes, antiplaquetarios, inhibidor de la ECA, tiazolidinedionas, etc.) con el ejercicio físico para reducir los índices de mortalidad entre sujetos que padecían patologías tan comunes como las enfermedades coronarias, insuficiencia cardiaca crónica, accidentes cerebrovasculares y diabetes, recogió y comparó entre sí un total de 305 estudios sobre el efecto de los fármacos y de 57 estudios sobre el efecto del ejercicio físico, concluyendo que el ejercicio puede ser tan eficaz -al presentar similares resultados- como muchos de los fármacos prescritos para el tratamiento de algunas de las principales causas de muerte derivadas de estas enfermedades tan comunes.
Más concretamente, este interesante estudio concluye que aquellos que hubiesen sufrido un infarto cerebral mostraban un menor riesgo de morir de ello si hacían ejercicio que si sólo se medicaban.
Además, aquellos que padecen enfermedades coronarias o prediabetes que hacen ejercicio pero no consumen los medicamentos prescritos tienen el mismo riesgo de morir o sobrevivir de su enfermedad que aquellos que tomen los fármacos y no realicen ejercicio, y esto sin tener en cuenta los efectos secundarios y colaterales de estos medicamentos a largo plazo.
No obstante, esto no quiere decir que los pacientes que sufran este tipo de patologías deban abandonar su tratamiento farmacológico o control médico, sino que deben incorporar el ejercicio físico como un elemento clave colaborador del mismo (quizás el más relevante), además que los medicamentos podrían ofrecer sólo una pequeña mejora en los pacientes, pero el ejercicio podría producir mejores resultados y más sostenibles en la salud.
Lamentablemente no se dispone de suficiente información proveniente de estudios para establecer la dosis adecuada de ejercicio para el tratamiento de la mayoría de patologías descritas.
De todo ello, se puede AFIRMAR que el ejercicio físico, como tratamiento correctamente prescrito, es decir, el ejercicio físico como medicamento, puede presentar beneficios potenciales tan eficaces como el farmacológico, para reducir la mortalidad, con menos efectos secundarios y mayores beneficios a nivel general. Por ello, el realizar ejercicio debería ser considerado como alternativa o complemente a los tratamientos médicos para reducir las enfermedades del siglo XXI.
Sin embargo, las organizaciones e instituciones sanitarias centran demasiada atención en el tratamiento farmacológico y demasiado poco en promocionar el ejercicio como medicina alternativa para combatir y prevenir muchas de las enfermedades que tantos costos sanitarios generan.
No importa el tipo de ejercicio, existen estudios científicos que afirman que la actividad física es eficaz para el tratamiento y prevención de enfermedades coronarias.
Por esta razón, el colectivo médico-sanitario debería conocer aún más el potencial del ejercicio, así como saber en qué momento derivar a sus pacientes a los especialistas más competentes para que les prescribieran ejercicio de forma individualiza atendiendo a su condición.
Finalmente eres tú el quien decide, ¿ejercicio o medicamentos?
Artículo basado en: ¿Ejercicio físico o farmacoterapia? Tú eliges. (Guillermo Peña, Juan Ramón Heredia, IICEFS.)