¿Cuánto tiempo se necesita para cambiar de hábitos? ¿21 días? NOOO
Seguro que has oído un montón de veces que para lograr cambiar de hábitos son suficiente con 21 días, pues lo siento, pero ¡va a ser que no!
¿De dónde viene eso de los 21 días?
Se trata de un MITO (bastante optimista por cierto) que asegura que son suficientes 21 días para convertir una acción o comportamiento determinado en un hábito. Tiene su origen en una mala interpretación del trabajo del Doctor Maxwell Maltz, autor del libro “Psycho Cybernetics” (1960). El Dr. Maltz era cirujano plástico, y se en las amputaciones que realizaba, se percató de que sus pacientes tardaban 21 días en habituarse a su nueva imagen tras la operación, o en dejar de sentir el “miembro fantasma”
A través de sus observaciones y su propia experiencia, expuso una teoría que tuvo un enorme impacto. Pero en realidad lo que Maltz dijo es que se tardaba, como mínimo, 21 días en generar un hábito. Trabajos posteriores han venido a desmontar el mito.
Un estudio del University College de Londres, publicado en European Journal of Social Psychology, afirma que para convertir un nuevo objetivo o actividad en algo automático se necsitan 66 días.
66 días para interiorizar un hábito en nuestra forma de vida
¿Qué son 66 días en una vida?
En esta sociedad basada en la cultura de lo quiero todo ya y sin esfuerzo, cambiar de hábitos se ha convertido en una tortura. No tenemos paciencia ni fuerza de voluntad.
La gran noticia que arroja este estudio es que cualquiera puede adquirir nuevos hábitos, lo único que necesitas es tener una buena motivación, disciplina, constancia, perseverancia durante el proceso y tener en mente que solo son 66 días de “suplicio”, pasado ese tiempo, reprogramarás tu cerebro y ya no tendrás ni que pensarlo.
Reprogramando el cerebro en 66 días
La neuroplasticidad indica que nuestro cerebro no es una estructura fija y no es cierto que no cambia a partir de cierta edad, sino que, al contrario, tiene una plasticidad sorprendente. Nuevas experiencias, nuevas formas de pensar, sentir y actuar tienen un impacto directo en la manera en la que se reorganiza y reestructura el cerebro humano.
“Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro”. Santiago Ramón y Cajal, Premio Nobel de Medicina en 1906.
La neuroplasticidad es la capacidad de nuestro cerebro para formar nuevas conexiones cerebrales. Si piensas que a estas alturas de tu vida no puedes cambiar, estás equivocado/a. El cerebro puede entrenarse, si entrenas ciertas capacidades puedes cambiar estructuras cerebrales. Se necesita tiempo, compromiso y, sobre todo, valentía atreverse a dar el paso.
¡Qué importa que sean 21 o 66! El caso es que es una gran noticia que, con un estudio que lo refuerza, podemos cambiar en cualquier momento de nuestras vidas, si nos lo proponemos.
Al final, realmente depende de cada persona y de sus circunstancias. Factores como la perseverancia, la personalidad y el interés es lo que marcarán el ritmo del cambio. Pero sí se puede afirmar que los cambios se refuerzan en torno a los dos o tres meses.
Mantras para entrenar el cerebro con éxito:
- Para hacer que un hábito perdure, no lo implementes solo.
- El maestro es el que más aprende.
- Cuando sientas deseos de abandonar, debes continuar avanzando.
Todo cambio es duro al principio, desordenado a la mitad y precioso al final.
“El Club de las 5 de la mañana”, Robin Sharma.
Diez consejos para empezar con lo que desee:
1. Elija su propósito y conviértalo en su proyecto. Seguro que, si confecciona una lista, se dará cuenta de que tiene muchas inquietudes. Pero no podemos cambiar o embarcarnos en todo a la vez. Olvide su cerebro multitarea y no quiera modificar todo de golpe. Cuando consiga automatizar el primero, pase al segundo.
2. Reflexiona sobre tu meta. Si contesta a las siguientes preguntas en relación a su objetivo, su compromiso con él aumentará: ¿qué quiero?, ¿por qué?, ¿para qué? y ¿con qué? El “con qué” hace referencia a sus fortalezas, valores y actitud para lograrlo. Cuando se enfrenta a algo nuevo, y dado que eso supone salir de la zona confortable, es recomendable tener la seguridad y la confianza de que está preparado, que tiene capacidad y que va a poder lograrlo. Aunque sea difícil.
3. Haz hueco. Sea lo que sea lo que desea aprender o iniciar, necesita tiempo. Si no le busca un espacio en su agenda y lo convierte en rutina, lo normal es que termine postergando lo que ahora no forma parte de su vida.
4. Resáltatelo. Todo aquello que no forma parte de nuestro orden habitual es fácil olvidarlo. Si tiene una agenda, márquelo con fosforito. Si utiliza la alarma del móvil, póngase una diaria con el nuevo objetivo. No abuse de su memoria o del “debería acordarme”.
5. Rodéate de todo lo necesario, así no tendrás excusa para no empezar. Por ejemplo, si está a dieta, compre los alimentos del régimen; si empieza a hacer deporte, busque la ropa que va a ponerse, o si se inicia en la fotografía, prepare el material.
6. Empieza hoy. No hay ningún estudio con rigor científico en el que se relacione el lunes o el primero de enero exclusivamente con el comienzo de un nuevo hábito. El martes o el jueves son tan buenos días como cualquier otro. Retrasar todo para el lunes es otra manera de postergar y de dejar que la pereza venza a su fuerza de voluntad. El mejor día para iniciar algo es hoy.
7. Emociónate. Las emociones avivan el recuerdo, le producen bienestar, y estar apasionado con lo que se hace fideliza el hábito. Busque cómo se siente, lo que va a conseguir, cómo mejorará su vida personal o profesional. Disfrute y esté presente.
8. No escuches a la voz interna que te dice que estás cansado, que qué sentido tiene y que la vida tiene cuatro días y son para disfrutarlos. Nuestro cerebro está muy entrenado para buscar excusas y seguir en la zona confortable. Esa voz interior es muy pesada y puede llegar a ser muy convincente.
9. Sé disciplinado. Tómese en serio su hábito. Tomarlo en serio no significa que se ponga serio, sino que sea una prioridad para usted, algo a lo que dedicarle su valioso tiempo. Y que ocupe un lugar especial en su agenda.
10. Convierte tu nuevo hábito en tu filosofía de vida. Esto le dará otra dimensión y calma. No se trata de aprender algo ya, sino de que lo disfrute y sepa que tiene toda la vida para practicarlo. Si, por ejemplo, ha decidido empezar con la actividad física, no se sienta mal si un día falla. Tiene mañana, pasado y toda la vida para hacerlo. No se trata de llamar a la culpabilidad. Esa emoción no arregla nada. Solo hay que ser disciplinado y tener serenidad. Si de verdad es algo importante, mañana volverá a la carga. No es todo o nada. Se trata de incorporar algo bueno para cada uno y encajarlo en la vida para disfrutarlo, no para que sea un sufrimiento más en el caso de no poder cumplirlo un día.
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Cuando te enfrentes a una elección opta siempre por la que más te haga crecer, por la que aumente tu desarrollo y promueva el desarrollo de tus capacidades, tus talentos y tu valor, así que, cuando sientas que quieres abandonar, persiste. Pronto pasarás a la siguiente fase. Sé consciente de que los pensamientos y las emociones negativas así como el fuerte deseo que puedes sentir de rendirte, son componentes normales del proceso, los primeros días pueden parecer una forma leve de tortura.
Tras esta primera fase de sufrimiento, si perseveras en la implementación del nuevo hábito (por lo que se consigue cambiar de hábitos , se irán destruyendo los viejos patrones. Así se establecerán nuevos circuitos cerebrales en la fase dos, por medio de la neuroplasticidad y la creación de vías perfeccionadas para acceder a tu centro emocional. Recuerda: todo cambio es duro al principio, desordenado a la mitad y precioso al final.
La sociedad nos ha programado para pensar que cuando hay dificultades al principio es que algo va mal, que tenemos que dejar lo ue estamos hacindo y regresar a la seguridad de nuestra vida normal. En esa forma de actuar hay crecimiento cero.